N.º 14 en la serie de blogs LEI Lightbulb - ¿Dónde está usted? Cómo el LEI puede ayudar a las instituciones financieras a «abordar» un desafío creciente en ISO 20022
La gran complejidad y la incoherencia de los formatos de direcciones a escala mundial plantean desafíos importantes para las instituciones financieras. En este blog, Clare Rowley, directora de operaciones comerciales de la GLEIF, explora por qué la capacidad de asignar campos de dirección relevantes a partir de datos de referencia del identificador de entidad legal (LEI) al formato de mensajería ISO 20022 es una forma eficaz de mejorar la calidad de los datos y ayudar a reforzar la lucha global contra los delitos financieros y promover transacciones transfronterizas más rápidas, más baratas, más transparentes e inclusivas.
Autor: Clare Rowley
Fecha: 2023-09-13
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Las direcciones son fundamentales para la economía global. Como señaló la Unión Postal Universal, «las direcciones forman una parte importante de la información básica necesaria para garantizar la comunicación (tanto digital como física) entre individuos, gobiernos y organizaciones».
Dado el papel fundamental que desempeña a la hora de permitir el acceso legítimo al comercio global, la información de dirección incorrecta, incompleta o incongruente a menudo se considera una «señal de alerta» que indica una actividad nefasta en los pagos transfronterizos. Las recomendaciones del Grupo de Acción Financiera Internacional (GAFI), que crean un marco integral y uniforme de medidas para combatir el blanqueo de capitales, la financiación del terrorismo y la financiación de la proliferación de armas de destrucción masiva, dejan esto claro. Específicamente, la Recomendación 16 del GAFI tiene como objetivo garantizar que la información básica (incluida la dirección) sobre el originador y el beneficiario de las transferencias electrónicas esté disponible de inmediato y se incluya en el mensaje de pago.
Formatos de direcciones y mensajes de pago
Sin embargo, la inclusión de información de dirección en un mensaje de pago, donde cada byte adicional aumenta los costes y reduce la velocidad, supone desafíos particulares y únicos. Las estructuras de las direcciones son muy incoherentes entre países y jurisdicciones y pueden ser inconmensurablemente complejas dado el enorme número de combinaciones posibles. Los pagos transfronterizos agravan esta complejidad. Estas transacciones a menudo involucran a organizaciones con direcciones en diferentes idiomas, formatos y estilos coloquiales.
En un intento por adaptarse, los estándares de mensajería de pago han favorecido líneas de texto libre con caracteres limitados o campos abiertos para información sobre direcciones. Si bien este enfoque ofrece cierto grado de flexibilidad (para tener en cuenta la variabilidad inherente), también resiste a la automatización y, por tanto, inhibe el procesamiento directo (STP) porque a menudo se requiere intervención manual.
El estándar de mensajería ISO 20022 tiene como objetivo resolver este problema mediante la introducción de elementos altamente estructurados, discretos y con caracteres limitados para la información de direcciones específicas, lo que refleja un impulso más amplio para obtener datos más coherentes y estructurados en el procesamiento de los pagos con el fin de promover una mayor interoperabilidad en los pagos transfronterizos y en otros ámbitos.
Hoy por hoy, se encuentran definidos en el seno de ISO 20022 los siguientes campos de las direcciones:
Tipo de dirección
Línea de dirección
Departamento
Subdirección
Nombre de la calle
Número de edificio
Nombre del edificio
Piso
Buzón de correos
Habitación
Código postal
Nombre de la ciudad
Nombre de la ubicación de la ciudad
Nombre del distrito
Subdivisión de país
País
Si bien estas estructuras de direcciones altamente especificadas son sin duda útiles en algunos casos de uso nacional en los cuales, por ejemplo, las entidades comparten los mismos formatos de dirección e idioma, los pagos transfronterizos ponen de manifiesto ciertas limitaciones.
No resulta sorprendente, pues sería prácticamente imposible proporcionar campos normalizados para cada variación imaginable en las estructuras de direcciones físicas a escala mundial. Fijémonos en un ejemplo real: una entidad cuya dirección figure como el tercer piso de un edificio, dentro de un campo de golf, cerca de un parque empresarial, próxima a una carretera de circunvalación. De manera similar, ¿cuál es la solución práctica y dimensionable para jurisdicciones donde los nombres de las calles son poco comunes y las direcciones deben describirse en términos de proximidad a puntos de referencia locales (es decir, 75 metros al norte y 50 metros al este de una iglesia)? Si a esto le sumamos la necesidad de analizar diferentes idiomas y sistemas de escritura, resulta evidente que diferentes organizaciones no interpretarán las direcciones de la misma manera.
Asignación del LEI a ISO 20022
En lugar de agregar más campos estructurados en respuesta a valores atípicos (que solo contribuirán a una mayor complejidad), superar este problema requiere un punto de partida común y coherente a escala global. Así es especialmente en el caso de la información de los datos de la dirección del acreedor en transacciones de pago transfronterizas. Si bien la información sobre la dirección del deudor puede obtenerse de los registros maestros «conoce a tu cliente» del agente deudor, la interpretación del deudor de la dirección del acreedor en el formato ISO 20022 se considera «problemática».
Afortunadamente, ya existe un punto de partida común y coherente a escala global para la información de direcciones en el marco del Identificador de Entidad Legal (LEI). El LEI es un código alfanumérico de 20 caracteres que se conecta a datos de referencia clave, incluida la información de la dirección, que permite una identificación clara y única de todas las entidades que participan en una transacción financiera.
En comparación con el formato de dirección ISO 20022, altamente estructurado, el LEI es más sencillo y está mínimamente estructurado para tener en cuenta los altos niveles de variabilidad y flexibilidad. Se trata de un aspecto especialmente importante en el contexto de los pagos transfronterizos, donde son seguras las diferencias en el formato de la dirección. Si bien esto significa que el formato de la dirección estructurada dentro del LEI no coincida exactamente con el formato de la dirección estructurada dentro de un mensaje de pago ISO 20022, se puede utilizar el índice LEI para asignar datos de direcciones LEI al formato ISO 20022.
En pocas palabras, la información de la dirección del LEI debe considerarse conforme con ISO 20022 y los campos de dirección relevantes se pueden recuperar de los datos de referencia del LEI de manera automatizada para reducir la ambigüedad y habilitar el STP.
La GLEIF proporciona este mapeo aquí y destaca la oportunidad para que las instituciones financieras reduzcan la complejidad de estructurar la información de los clientes beneficiarios aprovechando el LEI como identificador de la organización para el beneficiario. Esto «reducirá los puntos de contacto y el impacto en los clientes, optimizará los recursos y las inversiones y, al tiempo, permitirá al banco ofrecer una mejora significativa en la experiencia del cliente».
La GLEIF también ha recibido comentarios directos de la industria, en concreto, de instituciones financieras, que señalan que sería útil y lógico aprovechar los datos de referencia del LEI para cumplir los requisitos de ISO 20022 sobre la dirección del cliente ya que el LEI es obligatorio para la mayoría de estos mensajes.
Respaldo a la lucha global contra los delitos financieros
La capacidad de asignar datos de direcciones LEI al formato ISO 20022 tiene importantes repercusiones. Los desafíos de la validación de direcciones son representativos de una necesidad cada vez más apremiante de mejorar la calidad de los datos para reforzar la lucha global contra los delitos financieros. El Proyecto Aurora, un análisis realizado por el Centro de Innovación del Banco de Pagos Internacionales (BPI), identificó como factores clave «la calidad de los datos y la normalización de los identificadores y campos de datos» contenidos en los mensajes de pago. Apuntan en la misma dirección las conclusiones del GAFI, que ha señalado que el intercambio de datos, la normalización de datos y el análisis avanzado son la base de iniciativas eficaces contra el blanqueo de capitales y la financiación del terrorismo a escala transfronteriza.
Dada esta tendencia direccional, aprovechar el LEI para superar los desafíos en la interpretación de la información de las direcciones puede convertirse en una manera eficaz de ajustarse a la regulación emergente. En términos más generales, el LEI ofrece ventajas únicas para respaldar unos mensajes de pago normalizados, livianos y eficientes a escala mundial que pueden automatizarse por completo, contribuyendo a hacer realidad la promesa de unas transacciones transfronterizas más rápidas, más baratas, más transparentes e inclusivas.
Por esta razón, la GLEIF ha colaborado ampliamente con varios grupos de partes interesadas de toda la industria en la consulta del Comité de Pagos e Infraestructuras del Mercado (CPMI) del Banco de Pagos Internacionales sobre los requisitos de armonización de ISO 20022, abogando por que se introduzca el LEI como identificador del deudor/acreedor en los mensajes de pago y se le asigne el mismo estatus que el Código de Identificación Comercial (BIC) en lo que respecta a la sustitución del nombre y la dirección postal.
La GLEIF también ha puesto de manifiesto una oportunidad que no se puede dejar pasar para considerar el uso del LEI en la revisión prevista de la Recomendación 16 del GAFI. La GLEIF propone que, cuando el ordenante o el beneficiario sea una entidad legal, un fideicomiso o cualquier otra organización con capacidad jurídica con arreglo a la legislación nacional, el LEI se incluya en la información que acompaña a la transferencia bancaria apta.
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Clare Rowley es Directora de Operaciones Empresariales de la Global Legal Entity Identifier Foundation (GLEIF). Antes de unirse a la GLEIF, Clare Rowley trabajó en la Corporación Federal de Seguros de Depósitos de Estados Unidos, donde dirigió proyectos tecnológicos para mejorar los programas de resolución bancaria y contribuyó a las investigaciones sobre las hipotecas de alto riesgo (subprime). Clare Rowley es una analista financiera certificada por el CFA® y cuenta con un Máster en Análisis Predictivo por la Northwestern University.