Identificar y gestionar el riesgo en un mundo cada vez más digital e interconectado
En esta entrada de blog, Alan Deaton, presidente del Comité de Supervisión Normativa (CSN) del Identificador de Personas Jurídicas (IPJ), resume la importancia que reviste el IPJ a la hora de ayudar a las empresas a gestionar los riesgos. En un momento en el que la recuperación de los mercados frente a una epidemia internacional se ha convertido en una prioridad universal, el autor explica cómo mitigar el riesgo mediante las identidades de confianza y la transparencia puede fomentar el crecimiento, la eficiencia y la estabilidad en el marco de la economía mundial. También insiste en la necesidad de alentar la colaboración sectorial para aprovechar las ventajas de una adopción a gran escala del IPJ.
Autor: Alan Deaton
Fecha: 2020-04-22
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Muchas personas que trabajan en la industria financiera están familiarizadas con el IPJ y con el valor que aporta a los sectores de los pagos y los valores y a la cadena de suministro digital. De hecho, muchos representantes del sector reconocen que este código alfanumérico de 20 caracteres, que actúa como identificador único para las entidades jurídicas, podría desempeñar un papel aún más importante más allá del mundo de las finanzas. No se debería pasar por alto su importancia potencial a la hora de identificar y gestionar el riesgo, sobre todo en una sociedad cada vez más digital que trata de dejar atrás las repercusiones económicas de una pandemia. Cuando la economía recupere la normalidad, las principales prioridades serán el crecimiento y la estabilidad respaldados por la mitigación de riesgos.
El legado del IPJ: fomento de la estabilidad y el crecimiento en los mercados financieros
El origen del IPJ fue la crisis financiera de 2008. Entonces, la desaceleración era una de las más graves en décadas y provocó que solo en EE. UU. casi nueve millones de personas perdieran su empleo. A consecuencia de la desaceleración económica quebraron casi 500 bancos. Se estima que el coste neto acumulado de la crisis para EE. UU. oscila entre 10 y 14 billones de dólares, cifra que equivale al 80 % de su PIB anual aproximadamente. Estados Unidos no fue el único país que sufrió unas pérdidas tan cuantiosas. Se produjeron episodios similares en todo el mundo que requirieron intervenciones extremas en los mercados desde Europa hasta Asia.
La causa de esa crisis económica fue muy diferente a la situación que vive el mundo actualmente. Los expertos coinciden en que la contracción de 2008 se debió en parte a que el sistema financiero mundial había alcanzado unas cotas elevadísimas de concentración, interconexión y, quizá lo más importante en este contexto, opacidad. Los productos y mecanismos innovadores establecían vínculos entre compradores de viviendas en EE. UU. y entidades financieras e inversores de todo el mundo. Cuando una de estas entidades empezó a tener problemas, sus contrapartes tuvieron dificultades para evaluar su exposición a las posibles pérdidas. Del mismo modo, los reguladores financieros tuvieron que lidiar con las consecuencias inciertas derivadas de una quiebra de esta naturaleza, en parte debido a que no existían normas sectoriales o internacionales que permitieran identificar y vincular datos financieros representativos de entidades o instrumentos.
Tras la crisis, los líderes de las mayores economías del mundo acordaron desarrollar una solución coordinada para superar estos obstáculos en el marco del G20 y el Consejo de Estabilidad Financiera (conocido por sus siglas en inglés, FSB). Y así es como nació el Sistema Global del IPJ. Actores clave procedentes de todo el mundo, como reguladores, entidades financieras y empresas privadas, se pusieron manos a la obra con el fin de desarrollar una norma internacional para identificar personas jurídicas. Este consorcio público-privado ha sido un enorme éxito, lo que ha permitido emitir IPJ a más de 1,5 millones de entidades en más de 220 países.
El Sistema Global del IPJ aumenta la transparencia para los inversores, reduce las obligaciones de presentación de informes de las empresas financieras y fomenta la disciplina y la eficiencia en los mercados. También aborda una de las principales causas de la crisis financiera de 2008 en un esfuerzo por evitar que en el futuro se produzcan consecuencias económicas similares. El éxito de este esfuerzo ilustra el inmenso poder que tienen las alianzas a la hora de trabajar en pro del interés general.
Como presidente del CSN del IPJ, estoy orgulloso de estos logros. Sin embargo, queda trabajo por hacer. Los esfuerzos continúan en varios frentes para aumentar la transparencia y la eficiencia de los mercados en todo el mundo. Por ejemplo, en octubre de 2019 el FSB definió un marco de gobernanza para un identificador exclusivo de productos (IEP) armonizado en todo el mundo que facilitará el uso eficaz de los datos declarados sobre la negociación de derivados extrabursátiles y ayudará a las autoridades a evaluar el riesgo sistémico y detectar el abuso de mercado. La falta de transparencia en los mercados de derivados fue uno de los principales problemas que puso de relieve la crisis financiera.
El futuro: el potencial del IPJ más allá del mundo financiero
Además de contribuir a los objetivos de las políticas públicas y de estabilidad financiera, el IPJ también ha sido útil a la hora de atender las necesidades de las empresas. Entre las ventajas para las empresas cabe citar el potencial para reducir los costes de cumplimiento normativo, así como los costes de resolución de las entidades, aumentar la eficiencia y mejorar la gestión del riesgo operativo. La necesidad de contar con un identificador internacional de personas jurídicas no podía ser más evidente en el clima empresarial en el que actualmente desarrollan su actividad las empresas, tanto las grandes como las pequeñas y tanto las financieras como las no financieras. Se necesitan urgentemente mecanismos de difusión de buenas prácticas que fomenten el crecimiento, las eficiencias y la estabilidad para las empresas que intentan recuperarse con fuerza de la pandemia global, que ha afectado a los mercados de todo el mundo. En paralelo, las cadenas de suministro se han vuelto cada vez más internacionales y digitales. y requieren sistemas más rigurosos y transparentes para identificar socios comerciales. El IPJ es la mejor opción para lograr una identificación óptima de las entidades jurídicas. Dado que es una fuente abierta y gratuita de información de referencia sobre entidades jurídicas, su utilidad será todavía mayor cuando se adopte de forma más generalizada y se use para identificar empresas, sus estructurales familiares y sus contrapartes. Integrar el IPJ en los procesos digitales de negocio redundará en beneficio tanto del mundo empresarial como de las autoridades.
En 2019, el FSB publicó una revisión de expertos sobre la implantación del IPJ que puso de relieve los éxitos y las deficiencias de su adopción hasta la fecha. En ella se destacó que los beneficios del IPJ son notables, en particular su contribución al análisis de los riesgos de contraparte, la interconexión y las estructuras de grupos complejos por parte de los reguladores y el sector privado. El FSB recomendó en esta revisión de expertos que el CSN del IPJ y la GLEIF siguieran trabajando con la industria y el sector público para concienciar sobre las ventajas del IPJ y fomentar una mayor adopción exponiendo casos prácticos a los actores del mercado y apoyando programas piloto y proyectos de investigación.
El CSN del IPJ sigue comprometido con un diálogo abierto y constructivo con el sector privado con el fin de promover nuestros intereses comunes en el Sistema Global del IPJ y las ventajas que aporta. Los encuentros "Meet the Market" que organiza periódicamente la GLEIF brindan al CSN y a la GLEIF la oportunidad perfecta para entablar contacto con un grupo diverso de expertos del mundo empresarial y debatir sobre cómo el IPJ puede mejorar el entorno en el que las empresas desarrollan su actividad.
Para que en última instancia el Sistema Global del IPJ tenga éxito a la hora de dar una respuesta a los retos a los que se enfrentan las políticas públicas y los procesos empresariales, seguirá necesitando el apoyo de los reguladores, las empresas privadas y las asociaciones sectoriales de todo el mundo. En nombre del CSN del IPJ, doy mi más calurosa bienvenida al diálogo con todas las partes interesadas para que podamos desarrollar colectivamente el Sistema Global del IPJ y materializar las múltiples ventajas que pone a nuestro alcance.
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Alan Deaton es el presidente del Comité de Supervisión Normativa del IPJ. Trabaja como director asociado de la División de Seguros y Análisis de la Corporación Federal de Seguro de Depósitos (FDIC) de Estados Unidos. Supervisa un equipo que gestiona datos críticos recopilados de instituciones depositarias aseguradas, mantiene una variedad de sistemas de gestión de datos utilizados para analizar la información y difunde los datos para uso público. Alan trabaja en la FDIC desde 1997 y ha ocupado cargos en gestión de proyectos, gestión de datos, análisis financiero y análisis económico.